El año pasado 655.460 viviendas libres cambiaron de manos, un 39 % más que en el pasado 2020 en el que arrancó la epidemia de COVID-19. Además, este es la cifra más alta registrada desde 2007.
En la reactivación del sector está teniendo un papel relevante la aceleración de las compras por parte de ciudadanos extranjeros, tanto de residentes en España como no: un total de 111.743 viviendas en España fueron compradas el año pasado por dichos ciudadanos.
Estas operaciones (todas ellas registradas ante notario) superan el anterior récord alcanzado en 2018, con 103.677 adquisiciones por parte de ciudadanos con otras nacionalidades; duplican los niveles de hace una década (con 50.314 compras en 2012); y triplican las que se registraron el primer año tras el estallido de la burbuja inmobiliaria (con 34.712 compras en 2008).
Tras un breve paréntesis en los primeros momentos del Brexit, son los británicos quienes mantienen su histórica posición como mayores compradores inmobiliarios en el mercado español. Les siguen dos de los grandes colectivos de inmigración en España, con ciudadanos de Marruecos con 10.330 compras y de Rumanía con 7.918 operaciones, según los datos del Consejo General del Notariado.